Todo empezó hace aproximadamente un mes, en Madrid. Tal vez recuerdes un asalto a un banco en el que resultó muerto uno de sus clientes. Los atracadores consiguieron huir.
En pocas palabras, yo estaba allí, era una de los clientes que había en el banco en ese momento. Había ido con mi novio, Juan, te he hablado de él. Cuando entraron los atracadores nos echamos al suelo. Me fijé especialmente en el que disparó la pistola porque estaba a un metro de distancia, reparé en una cicatriz que le cruzaba el dorso de la mano en diagonal.
Unas horas más tarde, Juan y yo tuvimos que ir a la comisaría. Nos llevaron a un despacho donde había dos inspectores. Estaba a punto de hablarles de la cicatriz cuando la vi. Cruzaba el dorso de la mano de un policía.
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