El encuentro poético que tuvimos
en la Biblioteca
con Fernando Valverde, me enseñó a que hay que buscar la felicidad a través
de nuestras pasiones, porque son las que
nos hacen sentir vivos, a ellas nos aferramos cuando el camino se torna
pedregoso.
Fernando compartió con nosotros
la idea de que hay que valorar las caídas pues no existe mayor fracaso del que
no fracasa porque no lo ha intentado de nuevo.
Todos, hemos errado y hemos
caído, los golpes son necesarios para avanzar. No conozco a nadie que no haya
fracasado nunca, y si es así, es porque nunca lo ha intentado o no ha
encontrado lo que ama, el motor que nos alimenta y nos nutre.
La historia de su vida se parece
bastante a la mía, y ver cómo él ha vencido obstáculos y se ha desarrollado
plenamente tanto en su vida personal como profesional, me anima a mí a
continuar luchando con fuerza.
Ahora su hogar está en la poesía,
y cuando leo sus poemas hace que el mío también lo esté. Me permite quedarme
anidada unos instantes entre los versos, y hacer de mi tristeza una llave hacia
el arte.
LAURA
ROMERO CAÑADAS
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