
Paralelamente a las competiciones gimnásticas en la
Antigua Grecia se celebraban certámenes literarios y en ellos se cantaban
himnos, la mayoría de ellos se dedicaba a los dioses. Por este motivo, al
celebrar en nuestro centro las Primeras Olimpiadas hemos preparado la
siguiente actividad coordinándonos el departamento de Música y el departamento de Lengua castellana y
Literatura:

Nuestro deseo es que de este instituto salgan personas formadas que se cuidan a nivel físico
y mental y que ponen todo su esfuerzo en hacer un mundo más feliz y más justo.
Presentamos uno de los himnos homéricos leídos para
que, queridos lectores, admiréis la belleza y la devoción con la que están
escritos:
A AFRODITA

Por último,
destacamos de manera especial al siguiente himno por la vigencia que tiene
todavía en nuestros días:
XXX
A LA TIERRA MADRE DE TODOS
1 Cantaré a la Tierra, madre de todas
las cosas, bien cimentada, antiquísima, que nutre sobre la tierra todos los
seres que existen: cuantos seres se mueven en la tierra divina o en el mar y
cuantos vuelan, todos se nutren de tus riquezas. De ti proceden los hombres que
tienen muchos hijos y abundantes frutos, oh venerable; a ti te corresponde dar
y quitar la vida a los mortales hombres. Feliz aquel a quien tú honras, benévola,
en tu corazón, pues todo lo tiene en gran abundancia. Para hombres tales la fértil
tierra se carga de frutos, en el campo abunda el ganado, y la casa se les llena
de bienes; ellos reinan, con leyes justas, en ciudades de hermosas mujeres, y
una gran felicidad y riqueza los acompaña; sus hijos se vanaglorian con pueril
alegría; las doncellas juegan y saltan, con ánimo alegre y en coros
florecientes, sobre las blandas flores de la hierba. Tales son los que tú
honras, veneranda, pródiga diosa. 17 Salve, madre de los dioses, esposa del
estrellado Cielo. Dame, benévola, por este canto una vida que sea grata a mi ánimo;
mas yo me acordaré de ti y de otro canto.
Inmaculada
Fernández Parra
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