Con esta actividad patrocinada por la Fundación Francisco Ayala de Granada y dirigida a la A.M.P.A., nos proponíamos el conocimiento de la trayectoria vital y literaria del escritor granadino Francisco Ayala.
Tras la lectura y comentario de textos de las distintas etapas del autor, hemos realizado una ruta literaria por los lugares granadinos de su infancia y juventud, culminando la actividad con la visita a la Fundación Francisco Ayala de Granada.
En este taller, muy bien acogido por la A.M.P.A., nos hemos familiarizado tanto con el escritor, que su muerte -seis días después- nos ha afectado como la de alguien muy conocido y cercano.
El grupo que ha asistido a la actividad se propone seguir leyendo al autor y una de las asistentes Ángeles Ferrón ha escrito un poema que publicamos a continuación.
Tras la lectura y comentario de textos de las distintas etapas del autor, hemos realizado una ruta literaria por los lugares granadinos de su infancia y juventud, culminando la actividad con la visita a la Fundación Francisco Ayala de Granada.
En este taller, muy bien acogido por la A.M.P.A., nos hemos familiarizado tanto con el escritor, que su muerte -seis días después- nos ha afectado como la de alguien muy conocido y cercano.
El grupo que ha asistido a la actividad se propone seguir leyendo al autor y una de las asistentes Ángeles Ferrón ha escrito un poema que publicamos a continuación.
GRACIAS
Según cuentan estudiosos de tu obra,
El pueblo llano apenas te conoce
te ensalzaron los más grandes eruditos,
y te encumbraron al Olimpo de los dioses.
De tan sagrado espacio llegan lejanas voces,
que se enredan y pierden,
en el extraño eco de mil y un galardones.
¡Solamente esto, de tí, yo conocía!
Y la efímera imagen de tu longeva vida.
Ignorante profunda, de tu obra literaria y humana,
acudí vacilante el primer día, en un mar de metáforas perdida,
hasta encontrarme con la casta Susana.
Aquel texto, más que prosa, era poesía.
¡Qué dicha, la de este indócil deseo, que a conocer, tanto me implica!
La tarde, ya tenía antecedentes claros de dilatado ritmo,
ahora, se abrevia embelesada, al grato desenredo,
de texto que profano, sin que esté mi conciencia,
jamás comprometida, con hecho tan contrario,
al ser, del alma mía.
A mi inepta experiencia se han mostrado los libros,
que juzgué e interpreté a mi santo capricho.
Usurpé, viajé, narré, omití, recordé, soñé, descubrí,
que cada vez que se habla de literatura,
se reaviva el rescoldo de las grandes pasiones,
que tantas veces mueren mirando a las alturas.
Hoy, depués de cuatro días, de agradable y fructífera lectura,
quiero decirles gracias, por haber sido invitada a conocer un libro,
que son los pensamientos, del alma en libertad, del ser, que los ha
escrito.
Gracias Francisco Ayala, ha sido un placer haberte conocido.
Según cuentan estudiosos de tu obra,
El pueblo llano apenas te conoce
te ensalzaron los más grandes eruditos,
y te encumbraron al Olimpo de los dioses.
De tan sagrado espacio llegan lejanas voces,
que se enredan y pierden,
en el extraño eco de mil y un galardones.
¡Solamente esto, de tí, yo conocía!
Y la efímera imagen de tu longeva vida.
Ignorante profunda, de tu obra literaria y humana,
acudí vacilante el primer día, en un mar de metáforas perdida,
hasta encontrarme con la casta Susana.
Aquel texto, más que prosa, era poesía.
¡Qué dicha, la de este indócil deseo, que a conocer, tanto me implica!
La tarde, ya tenía antecedentes claros de dilatado ritmo,
ahora, se abrevia embelesada, al grato desenredo,
de texto que profano, sin que esté mi conciencia,
jamás comprometida, con hecho tan contrario,
al ser, del alma mía.
A mi inepta experiencia se han mostrado los libros,
que juzgué e interpreté a mi santo capricho.
Usurpé, viajé, narré, omití, recordé, soñé, descubrí,
que cada vez que se habla de literatura,
se reaviva el rescoldo de las grandes pasiones,
que tantas veces mueren mirando a las alturas.
Hoy, depués de cuatro días, de agradable y fructífera lectura,
quiero decirles gracias, por haber sido invitada a conocer un libro,
que son los pensamientos, del alma en libertad, del ser, que los ha
escrito.
Gracias Francisco Ayala, ha sido un placer haberte conocido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario